Anónimo. “Diez años” y “Veinte años”. España. Principios del siglo XIX.
Detalles
AUTOR ANÓNIMO
Dos obras: “Diez años” y “Veinte años”. España. Principios del siglo XIX.
Óleos sobre tela, sin firma. Medidas: 48 x 37,5 cm. Cada uno con su marco moderno.
Escenas galantes y picarescas con dos vivencias; ambas acompañadas por leyendas poéticas ubicadas sobre una cartela al pie. En la primera: “dies años // En el medio de nuestro juego // sonó la hora de la escuela // y la lección nos desvela”, y en la segunda: “veinte años // Yndómito Potro, soi // Alcón nuevo y generoso // Por aora, huio al reposo”. Las pinturas se basan en las estampas de las edades del hombre -publicadas a modo de colección entre 1801 y 1804-, e incluidas en 1805 en el libro “Recuerdos a la vida mortal desde la cuna al sepulcro, en quince edades […]” [1], con dibujos de José Altarriba y grabados de José Garrido y Narciso de Cobo, respectivamente, las que inspiran a este par de lienzos.
En la primera escena -explica Álvaro Molina-, con la relevancia de la educación a través de la escuela. También indica que el interés iconográfico “[…] radica en la vestimenta de los muchachos: pantalón largo ajustado, corbatín, botines y, en el caso de la figura de la derecha, levita y sombrero de copa, elementos procedentes de Inglaterra con los que se reconocía desde finales de siglo al hombre moderno”. [2]
Sobre la pintura restante, “Veinte años”, afirma el investigador citado, “Tanto la vestimenta de las figuras como la actividad de esparcimiento que protagonizan constituyen, además, otro valor seguro para el reclamo del público que estaba presente en otras colecciones del momento. Respecto a la indumentaria, las figuras de la colección visten las últimas novedades del día dadas a conocer al público a través de los figurines de moda, inaugurando un nuevo género de estampas a finales del siglo XVIII”. [3]
En estas representaciones, ofrecidas en estampas y hasta en juegos de naipes, se abordaban cuestiones modernas, por ejemplo, en la segunda, el nuevo trato entre los sexos; así sucede con estas pinturas, traslación al óleo por un pintor no identificado de la imagen de los grabados que se realizaron a partir de los dibujos de José Altarriba. Quizás, en su tiempo, estos lienzos viajaron con una familia española hacia el puerto de Montevideo, donde fueron adorno en el hogar de los recién llegados.
Nota:
1. Antonio Rodríguez, Recuerdos a la vida mortal desde la cuna al sepulcro, en quince edades, adaptada a sus láminas, en metro poético, Madrid, Hija de Ibarra, 1805.
2. Álvaro Molina, “De la ética de la felicidad a los Recuerdos a la vida mortal: estampas para la educación de los jóvenes (1813 – 1814)”, en Hacia 1812, desde el siglo ilustrado (ed. F. Durán Lópea), Gijón, Ediciones TREA, Sociedad española de estudios del siglo XVIII, 2013, p. 354.
3. Álvaro Molina, ob. cit., p. 357.
Agradecemos la información brindada por los investigadores Alexandra Kennedy, Ricardo Kusunoki, y Roldán Esteva-Grillet, de Ecuador, Perú y Venezuela, respectivamente, y de Gabriela Siracusano, de Argentina.
USD200