CORTÁZAR, JULIO. “Historias de cronopios y de famas”. París, 1952.
Detalles
UN HALLAZGO DE TRASCENDENCIA EN EL UNIVERSO DE LAS LETRAS
CORTÁZAR, JULIO
“Historias de cronopios y de famas”. París. 1952.
¡Excepcional! Cuarenta y seis relatos breves, mecanoscritos originales de este consagrado autor. Treinta y cinco de ellos fueron publicados casi sin variantes en la primera edición de Historias de cronopios y famas (Buenos Aires, Ed. Minotauro, 1962); otros cuatro salieron a la luz en distintas publicaciones posteriores, y siete de ellos, de acuerdo a los estudios realizados, permanecen aún inéditos. En 4° (28,5 x 22,8 cm), 60 hojas -todas escritas en una sola cara. El original, en muy buen estado, se entrega conservado en una caja hecha “ad hoc” con materiales de conservación patrimonial.
El maravilloso tesoro de inéditos de Julio Cortázar se forma con los siguientes títulos: “Inventario”, “Carta de un fama a otro fama”, “Mariposas automáticas”, “Los viajes y los sueños”, “Diminuto unicornio”, “Rabia de espejo” y “Rey del mar”.
Para dar crédito a este hallazgo que, sin duda, impacta en la obra de uno de los más destacados literatos del siglo XX, se consultó a dos autoridades en las letras y en los textos cortazarianos. En Montevideo, a Aldo Mazzuchelli, escritor, PhD en Letras por la Universidad de Stanford, y en Buenos Aires, a un especialista en su obra, coautor de “Todo Cortázar. Bio-bibliografía, 2014” y cuya colección se conserva en el Tesoro de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires con el nombre de “Colección Aquilanti. Julio Cortázar”.
Cada uno de estos especialistas elaboró un riguroso estudio sobre la colección abordando la misma desde sus distintas ópticas. Sus textos, fuente de consulta ineludible para los interesados en este lote, fueron incluidos en el número 28 de la revista digital “Hilario”, en https://hilariobooks.com/newsletters/28/es
Damos aquí unos breves comentarios firmados por cada uno de ellos. Mazzucchelli, desde su mirada literaria buscó la génesis compositiva cortazariana y conjeturó posibles razones de la exclusión de los inéditos.
«Una obviedad al inicio: son hoy muy escasas las oportunidades de encontrar originales desconocidos de Julio Cortázar. Ni que hablar de descubrir inéditos del escritor argentino. Sin embargo, hace algo más de un año me contactaron en Uruguay para pedirme opinión, porque habían hecho un inesperado hallazgo. Al fondo de un cajón de libros aún no catalogados, perteneciente a la biblioteca de una familia local adquirida hace décadas por el padre de quien me consultaba, aparecía un conjunto de textos mecanografiados que, a primera vista, conectaban con la famosa colección de prosas breves publicada como “Historias de cronopios y de famas”».
Apoyado además en los estudios hechos por Aquilanti, se detiene en la carta que Cortázar le envía «[…] a Luis María Baudizzone, en Buenos Aires, un original mecanografiado que “se llama Historias de cronopios y de famas”. Este original mecanografiado corresponde a ese momento compositivo, y surge de la misma máquina de escribir, una Royal. Es, apunta Aquilanti, apoyándose en varios ejemplos de su correspondencia, “la misma máquina de escribir con la que el autor producirá cuatro años más tarde, en 1956, varios textos que duplicaría en su casa con ayuda de un mimeógrafo”».
También sorprendido por el hallazgo, Lucio Aquilanti, califica al documento de formidable y titula el texto publicado en la revista Hilario, “Nada más cronopio, que un cronopio inédito”. Su ojo entrenado de investigador y librero anticuario le permite comprobar la huella del golpe de la máquina de escribir sobre cada papel, y además, rastrea la existencia de esa máquina de escribir utilizada por Cortázar al menos hasta 1966. Confirma así que se trata de un original mecanoscrito, no de una reproducción mimeografiada, de las que este autor realizó con un aparato adquirido cuatro años más tarde de la fecha indicada en la portada del conjunto, en un remate de la UNESCO a finales de 1956.
En el peritaje realizado por el librero anticuario e investigador de la obra de Cortázar, Lucio Aquilanti -disponible en su versión completa para quien lo requiera-, se indica a modo de dictamen: “puedo afirmar sin lugar a dudas, que se trata de un original del autor, mecanoscrito”.
Experto investigador en la vida de Julio Cortázar, dio además con una carta que éste le escribe a Eduardo Jonquiéres, donde confirma haber enviado sus textos a Buenos Aires: “¿No te pasó Baudi mis pequeños cronopios, mis famas y esperanzas? Quiero que los leas porque son muy encantadores, muy tristes y muy enternecedores. Estoy muy contento de esos ejercicios, pero me temo que a Baudi le hayan parecido horrendos, a juzgar por su ominoso silencio”.
¿Será aquel original el que décadas más tarde apareció en una jornada montevideana dentro de una caja con libros y papeles intrascendentes? Al margen de esa duda, la certeza consiste en el hallazgo de tamaño tesoro, una gema para las más calificadas colecciones institucionales y particulares sin distinción de países.
Julio Cortázar (1914 – 1984), qué duda cabe, es un ciudadano del mundo de las letras y sus “cronopios y famas” han captado la atención de multitudes de lectores a nivel universal.
USD12,000