VICTOR HUGO. “The slave-king from the Bug-Jargal of Victor Hugo”. Filadelfia, 1833.
Detalles
VICTOR HUGO
“The slave-king from the Bug-Jargal of Victor Hugo”. Philadephia: Carey, Lea and Blanchard. 1833.
En 8° (17 x 10,3 cm), 1 h. en blanco, 2 h., 259 p., incluye Portada, 1 h. en blanco. Encuadernación en tela con tejuelo y títulos dorados. La obra lleva una vieja huella de agua que marca las primeras y últimas hojas, y salvo algunas pocas páginas marcadas por una huella de tinta, en lo demás en perfecta forma. Posee en la retiración de tapa una etiqueta de librería con una hermosa leyenda impresa, con un error tipográfico incluido: “BUENOS AIRES. Este iibro (sic) fué comprado en la librería de M. Sastre, en la calle de la Reconquista N. 54 […]” y más abajo distintas rúbricas y la leyenda manuscrita en tinta ferrogálica: Buenos Aires. Ex biblioteca de Juan E. Pivel Devoto.
Estamos ante el primer libro de Víctor Hugo, publicado en su primera edición en francés, en 1826, con la historia novelada de un príncipe africano esclavizado, Bug-Jargal, y su amistad con un oficial francés, en los primeros años de la revolución haitiana. Su autor, el gran poeta, dramaturgo y novelista francés, Víctor Hugo (1802 – 1885), la escribió junto a su hermano siendo un adolescente.
El hallazgo de este libro con sus huellas en ambas orillas del Plata, resulta un particular testimonio que nos marca dos interesantes referencias sobre la circulación de los libros en el Río de la Plata. Dicha casa debió cerrar sus puertas en 1837, luego de la clausura del Salón Literario que allí funcionaba, ordenada por el gobierno de Juan Manuel de Rosas, y llama la atención que en sus anaqueles se haya vendido un libro que apenas tenía cuatro años desde su edición en Estados Unidos. Menos asombro provoca que desde aquella época se encuentre en Montevideo; fueron numerosos los exiliados unitarios que emigraron hacia la Banda Oriental -Marcos Sastre, uruguayo, había transitado con su familia el camino inverso, hacia Buenos Aires, en 1817, tras la invasión portuguesa- y a lo largo de todos estos años, las bibliotecas particulares de ambas naciones se nutrieron de obras que circularon en uno y otro país.
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