A la par de las bayonetas, en nuestro suelo oriental los teatrales paliteros tuvieron su ingreso con los ejércitos imperiales del Barón de la Laguna. De este modo también las cenas y los lucidos saraos del Montevideo cisplatino contaron entre sus invitados a estos curiosos personajes, que tanto podían cobrar la forma de un dulce ángel celestial como de un bravo indio guerrero.

Brillos coloniales: el triunfo del palitero
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