Gurvich incorporó en sus obras el uso de simbología propia a su identidad judía: la mano de la creación, el ojo de Dios, la estrella de David, la Torá, el Menorá, el Januquiá, el kipá y elementos propios al kibutz, entre otros. La pintura de Gurvich fue evolucionando, como todo aquello que posee vida, encontrando un universo de figuras, formas y símbolos que devinieron en sus Mundos Fantásticos imaginarios. Por María Eugenia Méndez.
