Batalla de Carpintería, 19 de agosto de 1836: dos corrientes de pensamiento se enfrentan en un combate histórico que marcará el nacimiento de dos de los partidos políticos más antiguos del mundo: el Partido Colorado y el Partido Blanco.
Blanca era la cinta con el lema “Defensores de las leyes” que por decreto del presidente Oribe debían utilizar sus partidarios. Inicialmente celeste, color de la escarapela nacional, fue en cambio la divisa de las tropas leales al Gral. Rivera, sustituida en vísperas de la batalla por otra con el lema “Ejército constitucional” sobre rojo, tinte que resistía mejor la acción del sol y la lluvia y que, de acuerdo a algunas fuentes, se realizó con la tela de bayeta del interior de los ponchos.
Con mayor o menor habilidad, la mayoría de las divisas fueron creadas por damas simpatizantes, bordando y cosiendo hilos dorados, mostacillas y lentejuelas o dibujando con plumín o tinta negra sobre cintas de seda, paño o terciopelo que luego los bravos guerreros orientales lucirían con orgullo en casi todos los alzamientos armados de los siglos XIX y principios del XX.
Tropas del ejército de gobiernos colorados incorporaron la divisa como un elemento no reglamentario de su uniforme, adoptando lemas referentes a batallones y divisiones o frases como “Por esta vivo y muero” y “Vencer o morir”, y añadiendo en ocasiones hojas de laurel como símbolos del triunfo y la gloria. El Partido Blanco —Partido Nacional tras la Revolución de las Lanzas de 1872—, además de nombres de divisiones y batallones continuó evocando en sus divisas varios hechos de guerra y lemas antiguos a la par de otros nuevos surgidos en las revoluciones de 1897 y 1904: “Ejército nacional”, “Por mi patria” y “Blanco por la razón o la fuerza”.
Las divisas permiten asomarnos a tiempos tumultuosos y conllevan una tremenda carga histórica: pertenecieron a militares o ciudadanos comunes devenidos en soldados que, enfrentados en los campos de batalla, en muchos casos pagaron con su vida la defensa de sus ideales.
En “Historia del Partido Nacional” Washington Reyes Abadie sintetiza la enorme trascendencia de estas simples cintas partidarias nacidas hace ya casi dos siglos, recordando su “hondo significado emocional para las gentes sencillas del pueblo: enraizadas en el inconsciente colectivo del pueblo las divisas forjaron dos modos particulares y distintivos del ser oriental, dos verdaderas hermandades con sus propios mitos nacionales, sus héroes y mártires, ideales y pasiones”.
Por el Ing. Agr. Rafael Mujica Sallés