Al igual que el viejo Figari, Pascale asoma como un teórico sui géneris, capaz de elaborar un pensamiento propio en el cruce de territorios como el arte, la medicina, la arquitectura y la economía. Por Pablo Thiago Rocca.

Al igual que el viejo Figari, Pascale asoma como un teórico sui géneris, capaz de elaborar un pensamiento propio en el cruce de territorios como el arte, la medicina, la arquitectura y la economía. Por Pablo Thiago Rocca.
Valiéndose de la pulpa de bravíos árboles indígenas, grandes leños desechables, varillas muy sutiles o manojos de astillas, Pascale ha ido construyendo su paisaje personal, donde algunas incorporaciones son más inesperadas que otras, aunque todas se reencuentran en la perspectiva final de un mismo bosque. Por Jorge Abbondanza.
Ricardo Pascale nació en Uruguay en 1942 pero bien podía haberlo hecho en Florencia en 1500. Fue un renacentista y decimos que anda suelto, porque aun su inquietud permanente nos sigue desafiando, con su obra artística tanto como con su pensamiento. Por Julio María Sanguinetti
Hace algo más de un año me contactaron en Uruguay para pedirme opinión, porque habían hecho un inesperado hallazgo. Al fondo de un cajón de libros aún no catalogados, perteneciente a la biblioteca de una familia local adquirida hace décadas por el padre de quien me consultaba, aparecía un conjunto de textos mecanografiados que, a primera vista, conectaban con la famosa colección de prosas breves publicada como Historias de cronopios y de famas. Por Aldo Mazzucchelli.
Se me ha solicitado examinar una formidable pieza hallada recientemente en Montevideo, titulada: «Historias de cronopios y de famas (París, 1952)» y en mi carácter de librero anticuario y de coleccionista e investigador de la obra de Julio Cortázar, puedo afirmar sin lugar a dudas, que se trata de un original del autor, mecanoscrito de extraordinaria trascendencia. Por Lucio Aquilanti.
El Titanic emprendió su viaje inaugural con destino a Nueva York el 10 de abril de 1912, en el puerto inglés de Southampton, recalando ese mismo día en la ciudad francesa de Cherburgo, donde embarcó Ramón, poniendo fin a su travesía turística por la Europa continental. Un día después, “on board RMS Titanic”, escribió a su hermano Adolfo.