Al igual que el viejo Figari, Pascale asoma como un teórico sui géneris, capaz de elaborar un pensamiento propio en el cruce de territorios como el arte, la medicina, la arquitectura y la economía. Por Pablo Thiago Rocca.

Al igual que el viejo Figari, Pascale asoma como un teórico sui géneris, capaz de elaborar un pensamiento propio en el cruce de territorios como el arte, la medicina, la arquitectura y la economía. Por Pablo Thiago Rocca.
Valiéndose de la pulpa de bravíos árboles indígenas, grandes leños desechables, varillas muy sutiles o manojos de astillas, Pascale ha ido construyendo su paisaje personal, donde algunas incorporaciones son más inesperadas que otras, aunque todas se reencuentran en la perspectiva final de un mismo bosque. Por Jorge Abbondanza.
Ricardo Pascale nació en Uruguay en 1942 pero bien podía haberlo hecho en Florencia en 1500. Fue un renacentista y decimos que anda suelto, porque aun su inquietud permanente nos sigue desafiando, con su obra artística tanto como con su pensamiento. Por Julio María Sanguinetti
Gurvich incorporó en sus obras el uso de simbología propia a su identidad judía: la mano de la creación, el ojo de Dios, la estrella de David, la Torá, el Menorá, el Januquiá, el kipá y elementos propios al kibutz, entre otros. La pintura de Gurvich fue evolucionando, como todo aquello que posee vida, encontrando un universo de figuras, formas y símbolos que devinieron en sus Mundos Fantásticos imaginarios. Por María Eugenia Méndez.
La exhibición de las obras de José Luis Zorrilla de San Martín que conservaba su hija China, en el marco de la subasta Colección China Zorrilla, nos permite repasar esta prolífica labor artística con ejemplos de cada una de sus expresiones creativas. Hagamos, pues, un recorrido por las obras del artista que la componen, en el que ampliaremos la mirada, también, a la gran magnitud de su trayectoria. Por Ramón Cuadra Cantera.
Fueron el paisaje, el aire libre y la luz solar donde el pintor alcanzaría la plenitud de su genio, en su paleta sin fin donde destellan y conviven los colores y los más ricos y tenues matices, en el profundo sentimiento de soledad de los lagos espejados, de los ríos, de las bahías, de las rocas, de los acantilados, de los bosques, de las aguas profundas, de los cerros de piedra, de las grutas misteriosas, de las cascadas, ya en Mallorca, ya en América, en Soriano o el Iguazú, donde el aire, por igual, se llena de silencio y de perfume.