En aquel tiempo, cuando en las clases de literatura llegábamos al Siglo de Oro Español, nos mandaban al Teatro Solís. Así que ahí estaba yo un día, sentado solo en un palco bajo, esperando que empezara la función de Don Gil de las Calzas Verdes. Fue entonces que vi a China por primera vez, entrando en el escenario vestida de hombre. Y me flasheó, mucho más que cuando veía a las estrellas de Hollywood o de Francia en los festivales de cine de Punta del Este. Por Carlos Perciavalle
